La aviación representa entre el 3 y el 4% de las emisiones mundiales de CO2[1], y como se prevé que el transporte aéreo se duplique en los próximos 15 años, estas cifras crecerán rápidamente. La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) se comprometió a lograr un crecimiento neutro en carbono a partir de 2020 y cero emisiones netas de carbono en las operaciones de la industria mundial del transporte aéreo para 2050, ajustándose a los objetivos del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 °C[2].  

El combustible de aviación sostenible (SAF en sus siglas en inglés, Sustainable Aviation Fuel) se ha identificado como uno de los elementos clave para ayudar a alcanzar estos objetivos. El apoyo gubernamental es esencial para utilizar combustibles de aviación sostenibles que permitan alcanzar los objetivos climáticos del sector.

El Parlamento Europeo trabaja actualmente en varias propuestas destinadas a reducir las emisiones de aviones. Entre ellas se encuentran la revisión del régimen de comercio de derechos de emisión para la aviación y las propuestas sobre combustibles más sostenibles.

En julio de este año el Parlamento aprobó la cuota mínima de combustible sostenible que deberá estar disponible en los aeropuertos de la UE. A partir de 2025, deberá haber un 2%, que subirá al 37% en 2040 y 85% en 2050, teniendo en cuenta el potencial de la electricidad y el hidrógeno en la combinación.

El SAF se puede dividir en dos grupos en función de la materia prima utilizadas: biocombustibles o combustibles sintéticos. Los combustibles bioderivados utilizan materia orgánica, por ejemplo, aceite de cocina usado, grasas animales, residuos domésticos y cultivos energéticos, mientras que las alternativas sintéticas se crean a partir del CO2 capturado del aire o de las emisiones industriales. Estos últimos combustibles están actualmente en desarrollo experimental, mientras que el uso biomasa, como el aceite de cocina, es una tecnología madura y puede industrializarse.

Hasta ahora se han operado unos 450.000 vuelos comerciales con algo de SAF en los depósitos, según estimaciones de IATA, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional. Calculan que la producción de combustible de aviación sostenible (SAF) alcanzará al menos 300 millones de litros en 2022, lo que supone un aumento del 200% respecto a la producción de 2021, que fue de 100 millones de litros. Cálculos más optimistas estiman que la producción total en 2022 podría alcanzar los 450 millones de litros. Ambos escenarios sitúan a la industria del SAF en un aumento exponencial de la capacidad y la producción hacia un punto de inflexión identificado de 30.000 millones de litros en 2030, con las políticas de apoyo adecuadas.

Fuente:

[1] https://www.europarl.europa.eu/news/es/headlines/priorities/cambio-climatico/20191129STO67756/emisiones-de-aviones-y-barcos-datos-y-cifras-infografia

[2] https://www.iata.org/en/programs/environment/flynetzero/